La primera de una serie de dos partes sobre 6G explica la experiencia virtual que promete esta tecnología de velocidad ultrarrápida.
La Internet de las cosas (IoT), que conecta infinidad de dispositivos con 5G y permite la realidad aumentada (RA) y la realidad virtual (RV), podría quedar pronto obsoleta. En 2030, cuando 6G, la próxima gran tecnología móvil, llegue al mundo comercialmente, IoT podría convertirse en el Internet de los sentidos.
¿Qué es el Internet de los sentidos?
Hoy en día, la tecnología digital funciona con dos sentidos: la vista y el oído. Pero los expertos dicen que con la velocidad y la latencia ultrabaja del 6G, además de su red de alta densidad, los consumidores también podrán tocar, sentir e incluso oler en el mundo digital. La investigación de grandes empresas tecnológicas como Meta está difuminando las líneas entre «pensar» y «hacer», al convertir el cerebro en la interfaz de usuario. Así, si estás pensando en llamar a un número, la interfaz cerebral llamará al número en tu teléfono, sin que tengas que utilizar la pantalla táctil.
¿Parece ciencia ficción?
Sí, pero muchas grandes tecnológicas mundiales y otros agentes especializados ya están trabajando para conseguir experiencias sensoriales digitales muy similares a las que experimentamos en nuestra vida física. Un elemento clave es la háptica, es decir, la tecnología capaz de crear el sentido del tacto. Las empresas están experimentando con guantes hápticos, un dispositivo portátil con muchos sensores que permite al usuario sentir el tacto.
de sensores que permite al usuario experimentar un tacto realista a través de una retroalimentación táctil avanzada, que incluye presión, vibración y textura.
Las telecos indias, como Reliance Jio y Vodafone Idea, han experimentado con él en aplicaciones sanitarias 5G. Por ejemplo, los médicos se han puesto el guante háptico para poder tocar y sentir mientras se les hace una ecografía a distancia en la pantalla. Subir en la cadena de la cirugía robótica a distancia de precisión sería mucho más fácil con 6G.
La tecnología podría tener muchos casos de uso, siempre que bajen los precios de los dispositivos hápticos. Actualmente son muy caros, pero varias empresas indias han empezado a montarlos para uso industrial, como en el comercio electrónico, donde los consumidores pueden tocar y sentir la ropa y otros productos, o probar alimentos, y también en la empresa, sobre todo en programas de formación, entre otros.
La tecnología 6G también puede proporcionar el sentido del olfato de forma virtual. Así, las empresas de perfumería ya no necesitarían puntos de venta en las grandes superficies, ya que los consumidores pueden consultar las fragancias en línea, con el consiguiente ahorro de costes. Un estudio de Ericsson sobre trabajadores de cuello blanco afirma que casi el 60% espera que el «aroma digital» sea una realidad, una realidad en la que puedan visitar digitalmente bosques o el campo e inhalar el aroma natural de estos lugares, sin tener que desplazarse físicamente hasta allí.
Por supuesto, la tecnología del aroma digital (también conocida como tecnología olfativa), que incluye la creación de una compleja red de narices electrónicas y olfatómetros, está aún en pañales. En 2020, la empresa estadounidense OVR Technology creó un dispositivo olfativo que se acopla a auriculares de realidad aumentada o realidad virtual mediante un programa informático y activa moléculas olfativas precisas en función de la interacción del consumidor. Otras empresas también están trabajando en este campo.
Pero es la potencia del 6G la que hará de estas nuevas aplicaciones una realidad comercial. Esta tecnología móvil de nueva generación proporciona velocidades de datos que podrían alcanzar el terabyte, mil veces más que el máximo que puede ofrecer la 5G. La latencia, el desfase entre la orden y la respuesta, caerá a menos de un milisegundo, frente a los 10 milisegundos de la 5G, y también se espera que el consumo de energía se multiplique por 1000, un factor crítico, ya que todas estas aplicaciones requerirán cientos de sensores.
Incluso es probable que los dispositivos cambien radicalmente. Al capturar lo que el cerebro ordena y utilizarlo como interfaz, no habrá necesidad de teclados ni mandos de juegos, y los teléfonos inteligentes no necesitarían en absoluto la pantalla táctil.
Según el Wall Street Journal, Meta está trabajando en un sistema para leer la mente y se supone que ha utilizado para ello datos recogidos en la Universidad de Nueva York.
Los cambios tecnológicos podrían dar lugar a unas gafas AR/VR más inteligentes y pequeñas, capaces de reconocer a una persona aunque hayas olvidado su nombre y de decirte los detalles de dónde te has encontrado con ella antes. La tecnología holográfica puede hacer posible una representación humana fotorrealista con la que uno puede comunicarse en las plataformas inmersivas, y su capa sensorial haría la experiencia muy cercana a una interacción humana real en el mundo físico.